De acuerdo con el Protocolo, es necesario un manejo estricto de los residuos generados en la Antártida a fin de evitar, o de reducir a un mínimo, los impactos sobre el medioambiente. Muchos son los tipos de residuos que deben ser retirados de la Antártida, si bien hay algunos que no son peligrosos y que pueden eliminarse mediante su incineración a alta temperatura, o bien, bajo ciertas circunstancias, pueden eliminarse por medio de su descarga en el mar o en pozos profundos en el hielo, en el caso de los residuos líquidos. Antes de la aprobación del Protocolo, la gestión de residuos en las instalaciones antárticas solían implicar la combustión directa de los desechos y el vaciamiento de los residuos en tierra en los sitios cercanos (1, 2). De manera similar, era habitual el abandono de las instalaciones en desuso, con poca planificación acerca de su destino. Muchos de los antiguos sitios de eliminación de residuos y sitios de trabajo abandonados requieren en la actualidad que se continúe con su gestión. Dichos sitios se caracterizan frecuentemente por una combinación de escombros (por ejemplo, material de construcción, maquinarias, vehículos y basura en general) y contaminantes químicos, algunos de los cuales pueden encontrarse en contenedores (los que pueden deteriorarse) y otros que pueden haberse derramado en el medioambiente (3).
A lo largo de la costa, los sitios de eliminación de residuos se prolongan hacia el medioambiente marino cercano (4). La infiltración y el escurrimiento proveniente de los sitios abandonados, y de sitios en los que se produjeron derrames más recientemente, pueden ocasionar la redistribución de la contaminación en el medioambiente, incluyendo la captación biológica y la biomagnificación. En general, la velocidad de la degradación de los contaminantes (en particular los productos químicos sintéticos) se reduce en gran manera en las condiciones frías de la Antártida.
Al extrapolar los datos de algunos sitios bien documentados, se calcula que el volumen de materiales abandonados y no delimitados en la Antártida puede superar el millón de m3, y que es posible que el volumen de sedimentos contaminados con petróleo alcance niveles similares (3). Se trata de un volumen relativamente menor si se lo compara con la situación en otras partes del mundo, pero la importancia del impacto ambiental asociado se exacerba debido a que muchos sitios contaminados en la Antártida están ubicados en las escasas áreas costeras sin hielo (5) que sirven de hábitat para la mayoría de las especies terrestres y marinas antárticas que se reproducen en esas zonas.
Existen también otros motivos para reparar los sitios de eliminación de residuos y sitios de trabajo abandonados históricos en la Antártida, a saber:
- muchos de estos sitios contienen posibles contaminantes químicos almacenados en contenedores (por ejemplo, tambores llenos de combustible o petróleo), y se producen derrames debido a la pérdida de la integridad de dichos contenedores, los cuales pueden causar contaminación dentro del sitio y más allá del sitio destinado a la eliminación, dificultando su remediación y haciéndola más costosa (6);
- los cambios climáticos pueden acelerar la liberación localizada de contaminantes desde estos sitios, debido a la aceleración de los deshielos (Documento de trabajo WP 63, XXXIII RCTA);
- puede esperarse que los efectos nocivos de los contaminantes químicos en el medioambiente aumenten con el mayor tiempo de exposición (7) lo que, en colaboración con otros factores de tensión ambiental, contribuirá aún más al impacto acumulativo (8);
- los procesos de dispersión (por ejemplo, el transporte de contaminantes por el agua debido al derretimiento de las nieves o al deshielo) pueden provocar que con el tiempo toda la zona resulte contaminada, provocando en algunos casos la contaminación del medio marino adyacente (6);
- algunos sitios pueden perderse en el océano o quedar cubiertos por hielo/nieve, haciendo que su tratamiento resulte mucho más difícil y costoso; y
- los posibles riesgos para la salud humana (por ejemplo, productos químicos u otras sustancias peligrosas, como el asbesto).
El Anexo III al Protocolo, sobre Gestión y eliminación de los residuos, entró en vigor en 1998 con el fin de abordar el asunto de la limpieza de los antiguos sitios de eliminación de residuos y sitios de trabajo abandonados. En el documento se establece el objetivo de reducir en la medida de lo posible la cantidad de residuos producidos o eliminados en el área del Tratado Antártico, con el objeto de "minimizar su repercusión en el medio ambiente antártico y de minimizar las interferencias con los valores naturales de la Antártica, con la investigación científica o con los otros usos de la Antártica que sean compatibles con el Tratado Antártico". El Anexo III, en su Artículo 1.5, dispone que:
los sitios terrestres de eliminación de residuos tanto pasados como actuales y los sitios de trabajo de actividades antárticas abandonados serán limpiados por el generador de tales residuos y por el usuario de dichos sitios. No se interpretará que esta obligación supone:
a. retirar una estructura designada como Sitio o Monumento Histórico; o
b. retirar cualquier estructura o material de desecho en circunstancias tales que la remoción por medio de cualquier procedimiento produjera un impacto negativo en el medio ambiente mayor que el dejar la estructura o material de desecho en el lugar en que se encuentra.
El tema de la limpieza ha sido considerado desde la primera reunión del Comité para la Protección del Medio Ambiente (CPA), en 1998, que se estableció en virtud del Protocolo para proporcionar asesoría y formular recomendaciones a las Partes del Tratado Antártico. Una serie de países han informado al CPA acerca de sus esfuerzos por limpiar los antiguos sitios de eliminación de residuos y los sitios de trabajo abandonados (Documento de información IP 6 y Documento de trabajo WP 62 de la XXXV RCTA). La información disponible, sin embargo, incluyendo los informes sobre inspecciones oficiales en virtud del Tratado Antártico y de su Protocolo, sugiere que queda mucho trabajo por realizarse para concretar a cabalidad los objetivos de protección del Protocolo.
La limpieza de los antiguos sitios de eliminación de residuos y sitios de trabajo abandonados ha sido identificada por el CPA como uno de los asuntos de máxima prioridad dentro del tema más amplio de la reparación y remediación del daño medioambiental. En específico, el CPA identificó la necesidad de elaborar directrices "para una metodología de prácticas de limpieza recomendables". El Comité comenzó su trabajo en esta tarea, y en la XXXVI RCTA (2013) se aprobó la Resolución 2 (2013), que recomienda que las Partes difundan y fomenten el uso del Manual sobre Limpieza del CPA. El Manual incluye orientaciones para ayudar a las Partes a cumplir con sus obligaciones conforme al Anexo III del Protocolo de limpiar los antiguos sitios de eliminación de residuos en la tierra y sitios de trabajo abandonados. Identifica además algunos materiales para los cuales es conveniente orientar y mejorar los esfuerzos de limpieza, incluyendo la evaluación en el sitio, los objetivos de calidad medioambiental, técnicas de limpieza, y observación y evaluación. Las Partes alentaron también al CPA a seguir desarrollando el Manual, con los aportes del Comité Científico de Investigación Antártica (SCAR) y el Consejo de Administradores de Programas Antárticos Nacionales (COMNAP) en cuanto a los asuntos científicos y prácticos, respectivamente.