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Ambientes marinos

Foca leopardo (Hydrurga leptonyx)

Tracey L. Rogers (1), Jaume Forcada (2), Douglas J. Krause (3)

(1) Centre for Marine Science and Innovation & Evolution & Ecology Research Centre, School of BEES, University of New South Wales, Sydney, Australia
(2) British Antarctic Survey, Natural Environment Research Council (UKRI), Cambridge, UK.
(3) Antarctic Ecosystem Research Division, Southwest Fisheries Science Center, NOAA Fisheries, La Jolla, USA.

Traducción supervisada técnicamente por el Dr. Luis Cardona (Univeristat de Barcelona, Spain)

  • El estado de conservación de la foca leopardo en la Lista Roja de la UICN es de “Preocupación menor”. Sin embargo, la pérdida de hábitat asociado al hielo marino, la reducción de las poblaciones de kril y el aumento de la pesca pueden, conjuntamente, afectar a esta especie.
  • Los últimos censos de la especie se realizaron en 1999/2000.
  • La foca leopardo es el único pinnípedo que caza vertebrados de gran tamaño y al mismo tiempo ingiere por filtración pequeñas presas invertebradas.

Foca leopardo (Hydrurga leptonyx). Orden: Carnivora. Familia: Phocidae.

Distribución

La foca leopardo tiene una distribución circumpolar en el océano Glacial Antártico1; las mayores densidades conocidas se observan en la península Antártica2. La mayoría de las focas leopardo permanece todo el año en la banquisa antártica3, 4, si bien algunos ejemplares se desplazan hacia el norte, más allá  de la banquisa hasta alcanzar  las islas subantárticas5, 6, 7, y en ocasiones incluso más al norte8. Se trata de una migración parcial, no reproductiva9, en la que ejemplares migrantes y no migrantes de una misma población se reproducen en la banquisa, pero invernan en lugares distintos. La mayoría de los ejemplares que migran son jóvenes; pueden verse con regularidad en las islas subantárticas, sobre todo en septiembre y octubre1, 10, 11. La mayoría de los ejemplares que migran a estas islas solo se observan en la mismas una sola vez; solo unos cuantos regresan varias veces a medida que crecen y en este caso las rutas migratorias de vuelta a la banquisa pueden cambiar de año en año. En latitudes templadas cálidas como el este de Australia se pueden observar ejemplares errantes en los meses de invierno1. También se han documentado pequeñas poblaciones residentes en Nueva Zelanda12 y Chile8, 13.

Hábitat y ecología

Imagen 1. Foca leopardo depredando un lobo marino joven. Créditos de la imagen: Camile Toscani, British Antarctic Survey.

Las hembras de foca leopardo son ligeramente más grandes (de 2,9 a 3,8 m, con un peso de hasta 500 kg) que los machos (de 2,8 a 3,3 m, y un peso de hasta 300 kg)5. Las crías miden de 1,0 a 1,6 m y pesan de 30 a 35 kg al nacer. La edad de madurez sexual es probablemente de 4 años para las hembras, y de 4,5 años para los machos, y la longevidad se calcula en más de 26 años5.

En la primavera austral, las hembras se suben a los témpanos de hielo para alumbrar a sus crías, que nacen entre finales de octubre y finales de diciembre13 y son destetadas en torno a las cuatro semanas de edad, momento en el que las hembras están listas para aparearse de nuevo, pues vuelven a entrar en celo5. El apareamiento solo se ha observado en cautividad y se produce dentro del agua1.

La foca leopardo es el único pinnípedo del que se conoce que cace vertebrados de gran tamaño y al mismo tiempo ingiera por filtración pequeñas presas invertebradas1. Se alimenta de una gran variedad de presas distintas5, 15, 16 y su dieta puede variar en función del sexo o el tamaño del animal17 y de la disponibilidad de alimento en la zona.

Las focas leopardo que cazan vertebrados grandes, como por ejemplo otras focas18, 19, 20, 21, pingüinos17, 22 o peces de gran tamaño17, 18, necesitan desmenuzar a sus presas para poder tragarlas1, lo cual resulta difícil para un depredador marino incapaz de sostener la presa entre las aletas; esta es, en parte, la razón de que la mayor parte de los mamíferos marinos se alimenten, por lo general, de presas pequeñas que pueden tragar enteras. Para poder ingerir presas grandes, las focas leopardo sujetan el cadáver con los dientes, en la superficie del agua, y lo golpean formando un arco para arrancar trozos más pequeños que poder ingerir1.

Las focas leopardo cazan lobos marinos antárticos17, 19, elefantes marinos australes21, focas de Weddell18 y focas cangrejeras18. Las focas cangrejeras jóvenes son, probablemente, las que se ven atacadas con más frecuencia; de hecho, el 78% presenta cicatrices paralelas, prueba de haber escapado de un ataque de foca leopardo23. Los pingüinos jóvenes, recién emplumados e ingenuos, son los más vulnerables, pero los ejemplares adultos también son objeto de ataques. Estos se producen por emboscada en los trayectos hacia o desde las colonias22. Entre las presas figuran los pingüinos barbijo, Adelia, papúa, rey, emperador, saltarrocas austral y macaroni. Las focas leopardo también pueden alimentarse de aves marinas voladoras de cualquier tamaño (desde petreles buceadores hasta petreles gigantes), de peces y calamares18, 24 y de presas pequeñas como el kril antártico17, 18, 24. En este último caso, utilizan la succión y la alimentación por filtración25.

En la península Antártica y en las islas subantárticas (por ejemplo, la Isla Pájaro), las focas leopardo pueden contribuir de manera importante a regular  la dinámica poblacional de las especies de las que se alimentan, como el lobo marino antártico17, 26, 27. Cuando disponen de varias especies de las que alimentarse, las focas leopardo tienden a alimentarse de la más abundante, en función de la disponibilidad de la presa y de la estacionalidad, que a su vez guarda relación con el tiempo que cada ejemplar de foca leopardo pasa en un determinado lugar27. Si bien se ha observado algún ataque de orca a focas leopardo, no es lo habitual1.

Imagen 2. Focas leopardo descansando en un témpano de hielo. Créditos de la imagen: Camile Toscani, British Antarctic Survey.

Gestión

En 2015, el estado de conservación de la foca leopardo se calificó de “Preocupación menor” con arreglo a los criterios de la Lista Roja de la UICN28, teniendo en cuenta la distribución global de la especie, una población  circumantártica superior a 35.000 ejemplares en 1999/2000, y la ausencia de indicios de que la población estuviera disminuyendo. Sin embargo, se advirtió de que las estimaciones de población de las focas leopardo eran sustancialmente inferiores a las cifras reales y llevaban aparejada una incertidumbre considerable, lo que hacía imposible conocer la tendencia poblacional ; además, como las focas leopardo dependen del hielo marino para reproducirse, podrían verse perjudicadas por una futura reducción del mismo causada por el constante calentamiento del clima4.

La gestión internacional de la foca leopardo se enmarca en diversos acuerdos dentro del Sistema del Tratado Antártico, en particular, las medidas adoptadas en las Reuniones Consultivas del Tratado Antártico, el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente (Madrid, 1991) y la Convención para la Conservación de Focas Antárticas (Londres, 1972).

En el Anexo II al Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente (1991) se prevé la conservación de la fauna y flora antárticas y se prohíbe la toma de fauna y flora autóctonas y la intromisión perjudicial en las mismas salvo que se disponga de un permiso para ello. En el Anexo II también se establecen las condiciones para la expedición de los permisos, entre las que figuran la realización de investigaciones científicas (conforme a lo dispuesto en el artículo 4 de la Convención para la Conservación de Focas Antárticas).

La Convención para la Conservación de Focas Antárticas, aprobada en el marco del Tratado Antártico, se firmó el 1 de junio de 1972 y entró en vigor en 1978, y tiene por objeto proteger las poblaciones de focas antárticas, incluida la foca leopardo, de la explotación comercial. Aunque la foca leopardo nunca ha sido objeto de captura comercial, en el Anexo I de la Convención se prevé la captura comercial de un número limitado de focas leopardo, estableciéndose una cuota global de 12.000 ejemplares al año.

El artículo 4 de la Convención permite expedir permisos especiales con fines de investigación científica para capturar un pequeño número de focas leopardo, destinados a recabar información sobre su ciclo vital y ecología, que pueda servir de base para la conservación y la gestión en el marco del Tratado Antártico.

Imagen 3: Foca leopardo persiguiendo a un pingüino. Créditos de la imagen: John Dickens, British Antarctic Survey.

Interacciones con humanos

Son raros los ataques de focas leopardo a humanos, y solo se ha registrado un ataque mortal29. En el hielo marino de la Antártida Oriental, algunos investigadores afirman haber sido objeto de emboscadas por parte de focas leopardo, y buceadores de la península Antártica han notificado interacciones sin daños. Se ha informado de casos en que las focas leopardo se sienten atraídas por las vibraciones de los motores fueraborda y muerden los remos y los pontones de las embarcaciones neumáticas semirígidas. Sin embargo, si se evitan los comportamientos de caza y territoriales, lo probable es que el peligro para los humanos sea mínimo30.

Desafíos

En el oeste de la península Antártica, la región con mayor densidad de focas leopardo, el hábitat de las focas leopardo asociado al hielo marino ha disminuido entre un 21% y un 28%2. Junto a esta pérdida de hábitat, se han producido también una disminución del kril en la región y un aumento de la presión pesquera, lo que podría reducir de manera indirecta el alimento de las focas leopardo2. Estos factores pueden combinarse y afectar, en última instancia, a la foca leopardo.

La gran dependencia del hielo marino como principal plataforma de reproducción y descanso para la foca leopardo la hace vulnerable a los cambios en  las condiciones de la banquisa. Los cambios a largo plazo en la extensión estacional del hielo marino, motivados por el cambio climático, pueden afectar a la disponibilidad de un entorno de cría adecuado y también el acceso al alimento, ya que el kril antártico es una pieza fundamental en la red trófica antártica. Los cambios en la disponibilidad de hielo marino también afectan al calendario de migración, al número de ejemplares que migran y al tiempo que estos deciden permanecer en sus zonas temporales de no reproducción31. Esto, a su vez, puede incidir en la dinámica de población de las presas.

Los últimos censos circumpolares, tanto aéreos como a bordo de buques se llevaron a cabo en 1999/2000, y en ese momento se consideró que los cálculos realizados subestimaban la población real de focas leopardo2, 32, 33, 34. La foca leopardo es difícil de estudiar por medios visuales tradicionales a bordo de buques32, 34, ya que en el período en que se realizan los estudios (en la primavera/el verano austral) las focas se encuentran  bajo el agua34, 35 y no se las ve32, 34. Aun así, como estas focas producen fuertes36 vocalizaciones con un patrón regular37 durante muchas horas, la monitorización acústica pasiva ofrece un método económico34, junto con las técnicas tradicionales, para determinar la distribución espacial y el uso del hábitat34. En paralelo, los pequeños sistemas aéreos no tripulados (drones) pueden ofrecer plataformas precisas y ampliables para aumentar en gran medida la cobertura espacial y temporal de los estudios38, 39, 40.

  • La foca leopardo tiene una distribución circumpolar y su mayor densidad se observa al oeste de la península Antártica.
  • La pérdida de hábitat asociado al hielo marino, la reducción de las poblaciones de kril y el aumento de la pesca pueden, de manera combinada, afectar a la foca leopardo.
  • La evaluación global del impacto de los cambios medioambientales sobre la especie se ve limitada por el escaso conocimiento del estado y las tendencias poblacionales. Los últimos censos de la especie se llevaron a cabo en 1999/2000, por lo que urge actualizar los cálculos poblacionales.

Other information:

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